2.10.13

miercoles octubre

El espíritu humano está expuesto a los requerimientos más sorprendentes.
Constantemente se da miedo a sí mismo. Sus movimientos eróticos le aterrorizan.
La santa, llena de pavor, aparta la vista del voluptuoso: ignora la unidad que existe
entre las pasiones inconfesables de éste y las suyas.
Con todo, no es imposible hallar la coherencia del espíritu humano, cuyas
posibilidades se extienden en un territorio que va desde la santa hasta el
voluptuoso.
Me sitúo en un punto de vista desde el que percibo estas posibilidades, que
son opuestas, en concierto. No intento de ninguna manera reducirlas unas a otras,
sino que me esfuerzo en captar, más allá de toda posibilidad de negar al otro, una
última posibilidad de convergencia.
No pienso que el hombre tenga la más mínima posibilidad de arrojar un
poco de luz sobre todo eso sin dominar antes lo que le aterroriza. No se trata de
que haya que esperar un mundo en el cual ya no quedarían razones para el terror,
un mundo en el cual el erotismo y la muerte se encontrarían según los modos de
encadenamiento de una mecánica. Se trata de que el hombre sí puede superar lo
que le espanta, puede mirarlo de frente.  (Gorge Bataille - Erotismo)