19.8.08

Relatos Eróticos


Vi un murciélago verde con muchas alas y hojas; había crecido de un árbol.
Como yo lo miraba, se percató; acudió por un vidrio roto, hasta posarse en mi almohada, y luego en un seno, y bajó por el vientre a los otros sitios.
Yo podía gritar, ahuyentarlo, pero no hice.
El hacia mu-mu, como si no estuviera bebiendo sólo sangre, sino también leche.
Después se fue; yo decía: Queda.
Pero desapareció por el roto vidrio.
Aún aguardé un rato.
Hasta que me levanté, y fui como siempre, a buscar las gasas, el alcohol.
(Camino de las Piedrerias- Marosa Di Giorgio)

1 comentario:

Z E N dijo...

Se podría dar una vueltita por casa?

Un beso.