"Una procedía de una especie de peces.
La otra parecía un crustáceo.
Tenía la forma de un cangrejo con
patas como paletas, y el caparazón no era quebradizo como el de nuestros
crustáceos sino duro como la piel de un paquidermo. En la madurezesta piel era
bastante rígida, salvo en las articulaciones; pero en la juventud era másflexible
y permitía el crecimiento del cerebro. Esta criatura vivía en las costas y en
lasaguas costeras de muchas islas del planeta. Ambas especies eran mentalmente
de unnivel humano, aunque todas tenían un temperamento y una habilidad
específicos. Entiempos primitivos las dos especies habían alcanzado siguiendo
caminos propios, y cadauna en uno de los hemisferios del acuoso planeta, lo que
podría llamarse la ultima etapa
de la mentalidad subhumana. Luego se
habían puesto en contacto y habían luchado desesperadamente, El campo de
batalla fue las aguas bajas de las costas. Los"crustáceos", aunque
anfibios de algún modo, no podían pasar mucho tiempo bajo el agua; los "peces"
no podían salir de ella.Las dos razas no eran serías competidoras en la vida
económica, pues los "peces"eran principalmente vegetarianos, y los
crustáceos principalmente carnívoros; sinembargo, ninguna podía tolerar la
presencia de la otra. Ambas eran suficientementehumanas para entender que la
otra era una aristocrática rival en un mundo subhumano,
pero ninguna era bastante humana para
advertir que la vida les exigía una mutua
cooperación. Las criaturas parecidas a
peces, que llamaré "ictioideos" eran veloces y podían viajar largas
distancias. Disfrutaban también de la seguridad del tamaño. Los"crustáceos"
parecidos a cangrejos, que llamaré "aracnoides", Disponían de una
mayor habilidad manual, y tenían también acceso a las tierras secas. La cooperación
podía ser muy beneficiosa para las dos especies, pues uno de los alimentos
esenciales de los aracnoideos era un parásito de los ictioideos.
A pesar de la posibilidad de mutua
ayuda, las dos razas lucharon por el total exterminio de la otra, y casi
tuvieron éxito. Luego de una época de ciega y mutua carnicería, algunas de las
menos belicosas y más flexibles variedades de las dos especies descubrieron gradualmente
los beneficios de la fraternización con el enemigo. Este fue el principio deuna
relación muy notable. Pronto los aracnoides aprendieron a cabalgar en los lomos
de los rápidos ictioideos, y pudieron llegar así a más remotos campos de caza.Pasaron
las edades y las dos especies se moldearon mutuamente para formar una bien
integrada unión. El pequeño aracnoide, no mayor que un chimpancé, se instaló en
un cómodo hueco detrás del cráneo del "pez", y su espalda se acomodó
aerodinámicamente
a los contornos de la criatura mayor.
Los tentáculos del ictioideo se habían especializadoen trabajos rudos, los del
aracnoide en tareas minuciosas. Las dos criaturas desarrollaron asimismo una
interdependencia bioquímica. A través de una membrana del lomo del ictioideo se
producía un intercambio de productos endocrinos. Este mecanismo permitía al aracnoide
transformarse en un animal totalmente acuático. Mientras estuviese en contacto con
su huésped podía permanecer bajo el agua el tiempo que quisiese y descender a
cualquier profundidad. Había también
entre las dos especies una asombrosa adaptación mental. Los ictioideos se
hicieron en general más introvertidos, los aracnoides más extravertidos.
Los jóvenes de ambas especies vivían
libremente hasta la pubertad, pero cuando
empezaban a desarrollar su
organización simbiótica buscaban un compañero de la otra especie. La unión
duraba toda la vida, y era interrumpida solo por breves relaciones sexuales. La
simbiosis misma era una especie de sexualidad contrapuntística, pero una sexualidad
de orden puramente mental, ya que, por supuesto, para la copulación o la reproducción
cada individuo debía buscar a un compañero o compañera de su propia especie.
Descubrimos sin embargo que aun en esta relación simbiótica la pareja estaba
formada invariablemente por un macho
de una especie y una hembra de la otra; y el macho, cualquiera fuese su
especie, demostraba una devoción paternal por los hijos de su simbiótica
compañera.
No tengo espacio para describir la
extraordinaria reciprocidad mental de estas raras parejas. Solo puedo decir que
aunque las dos especies eran muy diferentes en equipos sensorios y
temperamento, y aunque en algunos casos anormales se producían conflictos trágicos,
comúnmente la relación simbiótica era más íntima que la del matrimonio humano y
abría a la vez horizontes más amplios al individuo que cualquier amistad entre
miembros de las distintas razas humanas". (Fragmento " hacedor de estrellas " de W. Olaf Stapledon)
No hay comentarios:
Publicar un comentario