24.5.12

"Hacedor de estrellas"


"Una procedía de una especie de peces. La otra parecía un crustáceo.
Tenía la forma de un cangrejo con patas como paletas, y el caparazón no era quebradizo como el de nuestros crustáceos sino duro como la piel de un paquidermo. En la madurezesta piel era bastante rígida, salvo en las articulaciones; pero en la juventud era másflexible y permitía el crecimiento del cerebro. Esta criatura vivía en las costas y en lasaguas costeras de muchas islas del planeta. Ambas especies eran mentalmente de unnivel humano, aunque todas tenían un temperamento y una habilidad específicos. Entiempos primitivos las dos especies habían alcanzado siguiendo caminos propios, y cadauna en uno de los hemisferios del acuoso planeta, lo que podría llamarse la ultima etapa

de la mentalidad subhumana. Luego se habían puesto en contacto y habían luchado desesperadamente, El campo de batalla fue las aguas bajas de las costas. Los"crustáceos", aunque anfibios de algún modo, no podían pasar mucho tiempo bajo el agua; los "peces" no podían salir de ella.Las dos razas no eran serías competidoras en la vida económica, pues los "peces"eran principalmente vegetarianos, y los crustáceos principalmente carnívoros; sinembargo, ninguna podía tolerar la presencia de la otra. Ambas eran suficientementehumanas para entender que la otra era una aristocrática rival en un mundo subhumano,
pero ninguna era bastante humana para advertir que la vida les exigía una mutua
cooperación. Las criaturas parecidas a peces, que llamaré "ictioideos" eran veloces y podían viajar largas distancias. Disfrutaban también de la seguridad del tamaño. Los"crustáceos" parecidos a cangrejos, que llamaré "aracnoides", Disponían de una mayor habilidad manual, y tenían también acceso a las tierras secas. La cooperación podía ser muy beneficiosa para las dos especies, pues uno de los alimentos esenciales de los aracnoideos era un parásito de los ictioideos.
A pesar de la posibilidad de mutua ayuda, las dos razas lucharon por el total exterminio de la otra, y casi tuvieron éxito. Luego de una época de ciega y mutua carnicería, algunas de las menos belicosas y más flexibles variedades de las dos especies descubrieron gradualmente los beneficios de la fraternización con el enemigo. Este fue el principio deuna relación muy notable. Pronto los aracnoides aprendieron a cabalgar en los lomos de los rápidos ictioideos, y pudieron llegar así a más remotos campos de caza.Pasaron las edades y las dos especies se moldearon mutuamente para formar una bien integrada unión. El pequeño aracnoide, no mayor que un chimpancé, se instaló en un cómodo hueco detrás del cráneo del "pez", y su espalda se acomodó aerodinámicamente
a los contornos de la criatura mayor. Los tentáculos del ictioideo se habían especializadoen trabajos rudos, los del aracnoide en tareas minuciosas. Las dos criaturas desarrollaron asimismo una interdependencia bioquímica. A través de una membrana del lomo del ictioideo se producía un intercambio de productos endocrinos. Este mecanismo permitía al aracnoide transformarse en un animal totalmente acuático. Mientras estuviese en contacto con su huésped podía permanecer bajo el agua el tiempo que quisiese y descender a
cualquier profundidad. Había también entre las dos especies una asombrosa adaptación mental. Los ictioideos se hicieron en general más introvertidos, los aracnoides más extravertidos.
Los jóvenes de ambas especies vivían libremente hasta la pubertad, pero cuando
empezaban a desarrollar su organización simbiótica buscaban un compañero de la otra especie. La unión duraba toda la vida, y era interrumpida solo por breves relaciones sexuales. La simbiosis misma era una especie de sexualidad contrapuntística, pero una sexualidad de orden puramente mental, ya que, por supuesto, para la copulación o la reproducción cada individuo debía buscar a un compañero o compañera de su propia especie. Descubrimos sin embargo que aun en esta relación simbiótica la pareja estaba
formada invariablemente por un macho de una especie y una hembra de la otra; y el macho, cualquiera fuese su especie, demostraba una devoción paternal por los hijos de su simbiótica compañera.
No tengo espacio para describir la extraordinaria reciprocidad mental de estas raras parejas. Solo puedo decir que aunque las dos especies eran muy diferentes en equipos sensorios y temperamento, y aunque en algunos casos anormales se producían conflictos trágicos, comúnmente la relación simbiótica era más íntima que la del matrimonio humano y abría a la vez horizontes más amplios al individuo que cualquier amistad entre miembros  de las distintas razas humanas". (Fragmento " hacedor de estrellas " de W. Olaf Stapledon)

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