Nos amábamos rodando por el espacio y éramos una bolita de carne sabrosa y salsosa, una sola bolita caliente que resplandecía y echaba jugosos aromas y vapores mientras daba vueltas y vueltas por el sueño de Helena y por el espacio infinito y rodando caía, suavemente caía, hasta que iba a parar al fondo de una gran ensalada. Allí se quedaba, aquella bolita que éramos ella y yo; y desde el fondo de la ensalada vislumbrábamos el cielo. Nos asomábamos a duras penas a través del tupido follaje de las lechugas, los ramajes del apio y el bosque del perejil, y alcanzábamos a ver algunas estrellas que andaban navegando en lo más lejos de la noche.
(Galeano)
3 comentarios:
Veo que estás en época de reproducir parrafos de novelas.
Nunca me he sentido un pedazo de carne.
Nunca me he entrevisto en medio de una ensalada.
La imagen semi-perfecta (quitaría el semi si el autor quitara ciertas sombras, jijiji).
Es temporada de sabores y comidas!!(sonrisa)Hay que ser muy especial para saber escribir sobre las pasiones dando el "toque" adecuado a cada sensación .
Besucos
Gó
deleitable entrada
Publicar un comentario