Todos los pensamientos que generamos emplean energía pura, tomada del cosmos.
Al penetrar a nuestra mente, nosotros transformamos esa energía haciendo uso de nuestro libre albedrío en energía usada en forma positiva o negativa. Así como hemos construido nuestros cielos y nuestros infiernos, esta ley nos demuestra que: No hay victima inocente.
O como diría Ganesha: 'Todos tenemos lo que merecemos.'
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